lunes, 3 de mayo de 2010

SINÓNIMOS DE LUNA

El viernes no salí de casa, después de la comida hice una siesta y más tarde sólo fui a la tienda más cercana donde compré tabaco, refrescos y leche pues soy buen bebedor de los líquidos y excelente consumidor del primero, que se produce en Nayarit y provoca toses de madrugada, un inmejorable momento para escuchar el paso del tren y recordar las escenas literarias y cinematográficas que se conservan en la memoria.
Acaso ya estaba escrito que esa tarde, antes del anochecer, apareciera por casa una dama llamada Luna, una perrita pachona que vive en el segundo piso del edificio de departamentos que habito hace una década. Esta chica tierna había aparecido en mi vida hará unas cuatro semanas, ocasión en que le ofrecí dos trozos de pan de caja, un poco reseco y quizá ya caduco. Como observé que se le atoraba en el gaznate o que de plano carece de paladar para los alimentos de sabor neutro, le ofrecí galletas dulces.
Encantada, mi vecina se tragaba cada cacho de galleta que yo le convidaba, incluso alcanzó a cachar algunos trozos antes de que cayeran al piso. Observé que hay en ella cierta elegancia y cierta distinción para levantarse en dos patas, pese a que los rizos de su zalea le impiden lucir el color de ojos y sus pestañas perfectas.
Cuando su ama gritó: Luna, dónde andas, la perrita de pelo crespo y blanco, con rayos entre color café y ocre, esperó a ver si yo le continuaba convidando galletas "Emperador". Cuando vio que no era así, se dio la vuelta y se fue sin dejar de mover el rabo, contenta y agradecida con mi generosidad para compartir un postre. Cuando desapareció, serví leche en un trasto con cachitos de pan, por si regresaba más tarde.
Pasaron los días sin que mi vecina apareciera por casa, hasta el viernes pasado: "Hola Luna", le dije antes de inclinarme a acariciarla. Cuando sintió los dedos sobre sus costillas tiernas, de la emoción, supongo, arrojó un chisguete de orines sobre las baldosas, conmovida de gusto al ver y saludar a un amigo.
Su ama, Gisela, afirma que a su cachorra le encantan los postres dulces, ya sea pan o galletas, que cuente con su amistad para siempre. Afirma también que su dama de compañía es una chica limpia, que la apariencia de desaseo es por el color mixto de su pelambre y que, aunque la peine, siempre luce como chica rasta, aunque la baña con champú de tienda departamental.

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