martes, 14 de diciembre de 2010

MARCIAL MACIEL, ¿A SALVO?

Legionarios y cinismo


Los crímenes cometidos por el fundador de los Legionarios merecen ser castigados, pero en un país donde la impunidad y la simulación de los poderosos es la norma, la justicia no se hará. Poncio Pilatos se lavó las manos: con esa acción pensó que no tenía nada que ver en el crimen que estaba permitiendo. Lavarse las manos no exime a nadie del crimen. El decreto no pone sino más en relieve la hipocresía de la iglesia. ¿Cómo van a cerrar el enorme negocio de millones de dólares que representa la obra criminal de Marcial Maciel, el mayor católico que México haya dado, la mayor contribución mexicana al catolicismo, reconocido por su “infalible” $$$antidad Juan Pablo, fa$$$cinado por la obra del mexicano. Si los católicos fueran consecuentes, lo deberían canonizar porque la iglesia católica es eso engaño, fraude, abuso, manipulación, mentira, escándalo, sordidez, obra satánica.

No señores legionarios: hay que reconocer la culpa y su labor de encubrimiento: cuando ya todos sabían de sobra los actos ilícitos del fundador, hicieron un acto mayor para celebrar al criminal, desoyendo las acusaciones. Recuerden los actos idolátricos que organizaron como nosotros tenemos presentes las fotografías en primera plana en los diarios: ya sabían que era un criminal y seguían engrandeciendo su labor cínicamente, negando sus faltas con el mayor boato y con la mayor solemnidad de misas y actos multitudinarios de sus borregos que se refocilan en la obediencia y sumisión.

Hagan lo que hagan: Esos centros "educativos" están marcados con semen y engaño, con abuso, con simulacros y encubrimientos. Su educación es un ejemplo mayor de la pedagogía del engaño; una preparación de clase mundial para el engaño. Su obra es producto del abuso y del fraude: la iglesia sanguinaria y criminal no entiende que eso no lo puede lavar con agua bendita. Para ganar una migaja de credibilidad tendría que actuar con honestidad, aunque fuera por primera y única vez en una historia milenaria.

Hipócritas.

Esa labor de acicala-miento es un acto con el que ni siquiera los mismos legionarios se engañan; quizá engañen a sus feligreses, que necesitan ser engañados.

Qué asco de institución, qué sordidez: mil veces preferibles los narcos y los criminales más sanguinarios: ellos torturan el cuerpo, matan; los legionarios matan el alma y tuercen y adormecen el espíritu.

Desgraciadamente no hay justicia en México que haga pagar a los legionarios por la sordidez con la que han marcado su historia desde su fundación. ¿La conservan como muestra fehaciente de su impunidad, de que nadie se atreverá a tocarlos hagan lo que hagan?

Deberían confiscar todos bienes fundados por Marcial Maciel por los crímenes en cadena que se cometieron allí, con la ley de extinción de dominio y a los legionarios expulsarlos al estercolero, a Roma, ciudad de fetidez; albañal del mundo.

Es importante leer la nota en la que los legionarios decretan no mencionar a su padre fundador:

http://www.milenio.com/node/599307


(La nota se reprodujo del blog Mester de Jotería, original de Antonio Marquet.)

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