martes, 15 de febrero de 2011

CIUDAD JUÁREZ, LA PESAROSA

Vivimos una semana agobiante en todos los sentidos: secuelas del clima invernal que hizo sentir la falta de agua; el accidente de los enfermos del IMSS, el acribillamiento del padre que pagó con la vida defender a su familia, pasando por las inocuas visitas de los secretarios de Estado que vienen con las manos vacías; las extorsiones e incendios de negocios y como cerezas del pastel, otra semana negra en asesinatos… ¿qué nos falta?

Ciudad Juárez ya no siente lo duro sino lo tupido de los embates que la agobian. Es bueno proponerse en serio acabar la racha maldita que desde hace cuatro años la llevan en retroceso a un pasado que tampoco brilló en galanterías pero al menos permitía vivir tranquilos. ¿Cómo empezar a reconstruirnos como sociedad traumada, que de continuar como hasta ahora perderá hasta el sentido de solidaridad que todavía prevalece?
El primer paso es exigir a las autoridades resultados de su trabajo, modificando la forma en que se ha venido planteando solucionar la más extrema de las necesidades sociales. Vemos cómo los funcionarios de todos los niveles se han inmunizados contra las protestas en las que se manifiesta el reclamo de seguridad y justicia.
¿Recordarán su compromiso de llegar al fondo en casos como el de la señora Marisela Escobedo o el de los médicos, que no obstante constituir un gremio imprescindible continúan ejerciendo bajo los mismos riesgos impuestos por criminales que acaban de mostrar por enésima vez su poderío al segar la vida del hombre que defendió a su familia y patrimonio? Pese a las reformas al Código Penal y la buena voluntad de hacer lo mejor externada en discursos y declaraciones, los chihuahuenses no tenemos más esperanza de justicia que la de miles de víctimas de la violencia, cuyas historias se perciben olvidadas y sólo servirán como referencia futura de una etapa merecedora de estudio.
Las visitas de los secretarios del Trabajo y de Economía a la ciudad no se tradujeron en respuestas positivas a las propuestas de zona libre, regularización de autos y otros pendientes que reactivarían la economía. La del secretario de Salud tampoco cumplimenta necesidades del área ¿Qué resultados de cuáles acciones realizadas el año anterior merecen continuar en el análisis si los supuestos logros no son visibles ni aterrizan de lleno en el objetivo de bienestar social? ¿Debe continuar el Programa Todos somos Juárez? La pregunta, al ser meditada, daría una respuesta parecida a la tantas veces formulada sobre el retiro de la Policía Federal que resguarda la ciudad, y es un rotundo no, porque está absorbiendo recursos que pudieran aplicarse a cosas más objetivas y necesarias.
Incursionar en nuevas estrategias que tengan como partida acciones precisas de resistencia civil y explorar la propuesta de ex presidentes latinoamericanos para legalizar las drogas serían los primeros pasos. La resistencia civil como medida extrema a la que el propio gobierno con su inacción empuja a la sociedad, y la legalización, aún a riesgo de un problema de salud pública, como lo ha declarado a medios televisivos Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF, dan contexto al debate que debe abrirse de inmediato vigilando que los legisladores no entren en discusiones banales y politizadas.
Todos sabemos que los presupuestos municipales, estatales y de la Federación están siendo absorbidos por la lucha contra el narcotráfico, incomprensible para los que no acabamos de entender por qué tenemos que aportar muertos y dinero para frenar el cruce de drogas al vecino de junto cuando a éste sus millones de drogadictos lo tienen sin cuidado, y en nuestro territorio vencer la resistencia de quienes la usan o son atraídos al consumo.
Ciudad Juárez carece de infraestructura y ahora más que en ningún otro punto de su historia urge a la reactivación económica. Sus representantes de la iniciativa privada no han recibido del gobierno federal las consideraciones necesarias, por eso se califica de inocuas las visitas de los secretarios del Trabajo y de Economía pues sus discursos, desgastados y empobrecidos no encuentran vocabulario convincente para sostener siquiera la esperanza.
Todo redunda en cansancio social acumulado entre una y otra administración local y estatal de estos años pesarosos, que en sus primeros pasos (4 meses de ejercicio) dan pocos indicios de efectividad por pretender que todas las soluciones provengan de la Federación. Nada entonces justifica las vueltas por el camino andado sin llegar a una meta propuesta.
Y ahora que ya sabemos lo que es no tener agua, es de esperarse un mayor cuidado del vital líquido, cuidado que emane de la convicción personal y no de las campañas de la JMAS tratando de concientizar sobre su buen uso.


(¿De espaldas a qué país se gobierna México; será necesario que las fronteras norte se declaren independientes del resto del país; es cierto, como lo afirma un político del sureste, que el país terminará deshilachado, vuelto girones en 2012? El editorial '¿Qué falta?', de la periodista Adela S. González responde a estas cuestiones con otros señalamientos directos. Tomado de El Diario de Juárez.)

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