martes, 26 de abril de 2011

DURANGO, TIERRA SIN LEY

Sin más motivación que su penosa mezquindad y la enfermiza ambición por acumular riquezas ajenas, es como llegó a la gubernatura. Arribó en medio de un accidentado y sangriento proceso electoral cuestionado, bajo sospecha y precedido por seis años de corrupción, liviandades, frivolidades y complicidad con los grupos criminales que desde hace 20 años asuelan a la entidad.

Los asaltos e incendios de comercios, autos y viviendas en comunidades pequeñas, grandes y medianas se incrementaron a partir del primero de enero, mientras los secuestros, ejecuciones y enfrentamientos en ciudades y carreteras se convirtieron en actos de rutina terrorífica, sin que nadie se diera por enterado.
Embriagado por las falsas alabanzas, muestras pagadas de apoyo y felicitaciones, se encerró en su burbuja y nunca pensó que antes de lo imaginado, tendría que salir de su zona de confort y ensueños para mostrar valor, carácter y decisión de liderazgo para enfrentar a los delincuentes que lo retarían hasta la ignominia. Pero fue otra decepción para los ciudadanos. También quedó claro que carecía de asesores capaces.
Desde siempre fue muy claro que el gobernador ni siquiera mandaba en la capital donde sus habitantes sufren la violencia extrema de los criminales, sin que ninguna autoridad intervenga, ni federales, estatales o municipales , que solo se coordinan para tomar café en las sesiones del Grupo de Coordinación de Seguridad.
El descubrimiento de las narco fosas y las decenas de cuerpos encontrados en los primeros días, en lugar de generar una reacción de hombría y carácter fuerte, el gobernador se acobardó y lo único que se le ocurrió fue ordenarle a su inútil e incompetente jefe de prensa que invirtiera 12 millones de pesos en una campaña de desinformación para culpar al gobierno federal de todas sus omisiones y así engañar a sus ciudadanos. Fue un gasto inútil.
Actores políticos de todos colores fueron provocados o presionados para que declararan “su apoyo al gobernador” como si eso fuera a solucionar la tragedia, en lugar de declarar su exigencia porque los gobiernos federal, estatal o municipales cumplieran con su obligación constitucional de salvaguardar los bienes y vidas de los ciudadanos. Ahí quedó confirmado que el estado no tenía liderazgo y navegaba a la deriva.
En septiembre del 2010, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad el priista Jorge Herrera Caldera rindió protesta ante el Congreso del Estado como gobernador Constitucional del Estado en el municipio de Gómez Palacio, porque en Durango, la capital , no le dieron permiso los grupos criminales que dominan la plaza y ordenan quien vive o quien muere.
Ahora, mientras sigue imperando la violencia, los secuestros, los incendios de comercios y viviendas, el gobernador de Durango Jorge Herrera Caldera, se fue de vacaciones de Semana Santa a los tranquilos y seguros destinos turísticos de Asía, claro con recursos del erario, faltaba más.


( Las fosas clandestinas localizadas en dos colonias de la ciudad de Durango, han arrojado 75 cadáveres todavía sin identificar y almacenados en camiones cargueros acondicionados con sistema de refrigeración para evitar una descomposición mayor. Con las excavaciones se espera la llegada a la ciudad capital de un alto número de deudos que buscarán localizar e identificar a sus muertos, a sus desaparecidos, igual que sucede en San Fernando, municipio de Tamaulipas, en donde se han multiplicado los hallazgos que dan fe de la crueldad de esta guerra en que colabora activamente FCH y sus subordinados. Nota del profesor Everardo Hernàndez Medrano, a manera de colaboraciòn espontánea de Fernando Andrade Cancino, ambos ciudadanos residentes en Durango.)

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