sábado, 23 de abril de 2011

MARIN SORESCU (1936- 1996)

Shakespeare

Shakespeare creó el mundo en siete días.
El primer día hizo el cielo, los montes y los abismos del alma.
El segundo hizo los ríos, los mares, los océanos
Y demás sentimientos,
Y los encomendó a Hamlet, a Julio César,
     A Antonio, a Cleopatra y a Ofelia,
A Otelo y a otros,
Para que ellos y sus herederos
Los dominasen
Por los siglos de los siglos.
El tercer día reunió a todos los hombres
Y les enseñó los gustos:
El gusto de la felicidad, del amor, de la desesperanza,
El gusto de los celos, de la gloria y así por el estilo,
Hasta terminar con todos los gustos.

Poco más tarde llegaron unos individuos retrasados.
El creador les acarició la cabeza compasivamente,
Y les dijo que no les quedaba más remedio que hacerse
Críticos literarios
Y ponerle en duda su obra.
El cuarto y el quinto día los reservó a la risa.
Soltó a los payasos
Para que dieran volantines,
Y dejó a los reyes, los emperadores
Y a otros infelices, divertirse...
El sexto día resolvió algunos problemas administrativos:
Desencadenó una tempestad
Y enseñó al rey Lear
Cómo llevar una corona de paja.
Aún quedaban algunos desperdicios de la creación del mundo
Y creó con ellos a Ricardo III.
El séptimo día miró a ver si le quedaba algo por hacer.
Los directores de teatro ya habían llenado la tierra de carteleras,
Y Shakespeare pensó que después de tanto trabajo
Merecía la pena de que él también viese una función.
Pero, ante todo, como se sentía agotadísimo,
Se fue a morir un poco.


(texto tomado de la Antología del Primer Festival Internacional
de Poseía, Morelia, 1981, ed. Joaquín Mortiz, México, 1982, col.
Confrontaciones. Traducción de Lolita Tautu.)

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