sábado, 26 de mayo de 2012

Grecia: familia se arroja al vacío

Dos suicidios más en la larga lista de una Grecia atenazada por la crisis económica. Después del sonado caso de un jubilado que decidió pegarse un tiro frente al Parlamento porque no quería verse revolviendo bolsas de basura en busca de un bocado que llevarse a la boca, el país heleno está consternado después de que un hombre de 60 años acabase ayer con su vida al saltar desde el tejado de un edificio.

Junto a él se mató su madre, una enferma de alzhéimer de 90 años, informa Athen News. Entre el quinto piso desde donde se tiraron y el suelo mediaba una existencia plagada de estrecheces.
La tasa de suicidios ha aumentado en Grecia, pero no es un fenómeno reciente. En julio pasado, el ministro de Salud, Andrea Loverdo, aseguró que la subida era "dramática" y la cifró en un 40%. El motivo, la crisis que sufre su país desde 2008. En sólo tres años, pasó de ser la más baja a la más alta de Europa debido a los problemas de depresión y ansiedad que sufre la población por la coyuntura económica, informaron en diciembre las autoridades sanitarias y los expertos psiquiátricos. Grecia registraba entonces 2,8 casos por cada 100.000 habitantes. El año pasado, la duplicaba.
 "Nunca se debe a un solo motivo", declaró a The Guardian la psiquiatra Eleni Beikari. "Pero casi siempre citan como causa las deudas, la falta de trabajo y el miedo al despido". La ONG para la que trabaja, Klimaka, pasó de atender diez a cien llamadas al día de ciudadanos desesperados. La mayoría, personas de mediana edad, aunque Beikari precisó que las más problemáticas son los varones de 40 a 45 años.
Hombres, en definitiva, con el orgullo y la dignidad maltrechos. Buena parte de ellos, residentes en la isla de Creta y en la región de la Ática, donde se encuentra Atenas, según EP.

Salto al vacío cogidos de la mano

Los últimos suicidas saltaron al vacío cogidos de la mano, aseguraron algunos testigos. Eran vecinos del barrio ateniense de Metaxourgio, donde vivían en un primer piso, aunque para acabar con todo optaron por encaramarse al tejado. Él se llamaba Antonis Perris, era músico y llevaba veinte años cuidando de su madre. Cuando estalló la crisis, confesó en su blog, no estaba preparado para afrontarla. Luego se quedó sin dinero: ni para comer. Hace tres o cuatro años arreciaron las adversidades: a su madre le diagnosticaron alzhéimer y, según él, no encontró un centro que acogiese a la anciana.
 La pobreza campa por las calles de las urbes griegas y la tasa de paro es galopante. Dimitris Christoulas, un jubilado de 77 años, puso el resquebrajamiento de su país bajo lupa cuando agarró su pistola en la plaza Sintagma y se pegó un tiro.
La prensa internacional se hizo eco a principios de abril de la noticia, que generó protestas que siguieron ocupando las portadas de los periódicos extranjeros.
"El Gobierno ha aniquilado toda esperanza para mi supervivencia", dejó escrito Christoulas en una nota, difundida por Athens News. "No veo otra solución que darle este final digno a mi vida, ya que no me quiero ver buscando en los cubos de basura", explicó el pensionista. "Creo que esa juventud sin ningún futuro se levantará algún día en armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma". El mismo escenario en el que Christoulas, colmado de indignación y rabia, apretó el gatillo.


(Cuando veas las barbas de los griegos rapar/ busca el veneno necesario y efectivo/ para acabar con los bancos de tu país/ reza una parábola en la Biblia que guardo bajo el colchón. Nota en Público en línea.)