sábado, 30 de junio de 2012

Herta Müller: voz del exilio

"Me gustaría que se leyera más en Barcelona", explicó en rueda de prensa el director del centro, Marçal Sintes, quien definió la obra de Müller con una poética muy dura y áspera, a la vez que tierna. La muestra Herta Müller: El círculo vicioso de las palabras rastrea la vida y obra de la escritora, desde su infancia rural en el Banato suabo hasta la entrega del Premio Nobel de Literatura. Pueden verse documentos y fotografías familiares, así como entrevistas en que la escritora habla de su vida en Rumanía, del exilio y de su escritura. La protagonista ofreció este martes una rueda de prensa previa a la realización de dos conferencias en el CCCB y en la Universitat de Barcelona (UB), donde ha profundizado en aspectos técnicos y vitales de su creación.
Víctima de haber nacido en la minoría alemana durante la dictadura del rumano Ceauscescu, Müller considera que pese a no querer volver al país, es necesario que las sociedades divididas por las dictaduras superen ese momento: "Si no se lleva a la luz de forma adecuada, acaba saliendo a la luz, como finalmente ha sucedido en España".
No obstante, explicó que la concesión del Nobel suscitó varias reacciones adversas en su país, especialmente entre quienes creyeron que este premio debía ir a un "verdadero rumano", y no a una minoría del país de la que actualmente ya no queda ni rastro. "Un representante de seguridad de mi pueblo llegó a decir que la mitad del premio debía ser para ellos porque me habían dado toda la temática para ganarlo", detalló Müller, perseguida durante años por los servicios secretos Securitate. Como miembro del "Grupo de acción Banato", la exposición muestra declaraciones de algunos de sus compañeros del grupo y extractos de las actas de seguridad que informan del sistema político riguroso y misántropo que la condujo al exilio. También pueden verse algunos de los collages de Herta Müller, creados desde finales de los años ochenta, que nos invitan a contemplar una faceta desconocida de su creación.
La autora de En tierras bajas ha reconocido que por su peripecia vital no pertenece a ningún mundo: "Es como si no formara parte de ningún sitio. En mi universo hay un poco de todo y aunque envidio a los escritores que no necesitan las metáforas, yo las busco porque tengo la sensación de que sólo puedo tocar la realidad cuando hago uso de ellas", precisó.
Müller no quiso entrar a analizar el momento actual de crisis global porque no entiende de cuestiones geopolíticas y financieras, también dijo que a la hora de enfrentarse a la página en blanco no distingue entre géneros, aunque cree que la poesía es diferente. A su juicio, la lírica puede ser vista como un conjunto de oraciones para las personas no creyentes y ha rememorado que antes de sufrir interrogatorios por parte de personas del régimen de Ceacescu siempre recitaba poesía para sí misma. "Me daba mucha fuerza", ha apostillado. La novelista también ha subrayado que la Literatura es lo que mejor le ha ayudado a conocer de qué va la vida, su principal preocupación desde muy joven, y ha apuntado que la lengua no es la patria.
La autora asegura que actualmente no se sabe muy bien hacia dónde se dirige Rumanía, muy lastrada por la crisis económica y la corrupción política, además de por su historia reciente. La Premio Nobel también ha hablado de represión en otros países, y de cómo éstos usan el lenguaje con fines perversos: "Raúl y Fidel Castro tienen una lengua florida, y esto me produce una presión en la boca del estómago que me da una sensación horrible".
Sin embargo, Müller ha defendido que las ideologías no usan metáforas muy trabajadas, sino conceptos "duros y secos", a diferencia de los escritores. El lenguaje de Müller, ha argumentado, está lleno de la sensualidad y las metáforas del rumano, así como de sus supersticiones y su dureza pese a escribir en alemán, ya que para ella el idioma germano no tiene todas estas cosas: "Cuando escribo quiero todo esto".

(Fue el pasado diciembre, en Guadalajara, cuando hiciste cola para conseguir su nombre estampado en un ejemplar de la novela "Todo lo que tengo lo llevo conmigo", compraste dos por que un amigo te pidió si no una dedicatoria, su caligrafía 'Herta Müller', una palabra dulce y otra austera que combinadas te suenan a nombre de poeta. Cuando le prestaste tu ejemplar a Margarita, te dijo que era una historia tan dolorosa que nadie creería que eso pasó hace décadas. Tienes presente la sonrisa de la narradora cuando le dijiste "Gracias", "Gracias", por que llevabas contigo dos veces su nombre. Nota reproducida de El Cultural en línea.)