jueves, 16 de agosto de 2012

El silencio "culpable" de EPN

Los registros de la semana anterior se resumen en una fría lista de muerte: un cuerpo descuartizado en el Distrito Federal aumentó a 111 los asesinatos en la capital, en lo corrido del año, cuando en 2011 se registraron 57 casos. En el estado de Zacatecas, 12 cuerpos sin vida fueron hallados dentro de una camioneta, en el municipio de Fresnillo. En el poblado Manlio Fabio Altamirano, de Veracruz, una familia de siete miembros —tres de ellos niños— fue degollada, dos días después de que en Michoacán los enfrentamientos entre policías y criminales dejaran cuatro agentes y cinco sospechosos muertos. La nube oscura pasó también por San Luis Potosí, donde en un solo día fueron ejecutados 21 homicidios y el fin de semana fue asesinado el alcalde electo de Matehuala, Édgar Morales Pérez, y uno de sus colaboradores, Juan Francisco Hernández Colunga.
La suma de 43 cadáveres en una semana estuvo matizada además porque la violencia tocó a un gobernante electo: Morales Pérez era militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el mismo que a partir de diciembre retomará el control del país con Enrique Peña Nieto.
Las altas dosis de muerte aumentaron la dimensión de un escándalo que envuelve a Peña Nieto. Una fotografía de él fue difundida ampliamente por la prensa mexicana, en la que aparece acompañado de Rafael Humberto Celaya Valenzuela, detenido en Madrid el viernes en compañía de Samuel Zazueta, Jesús Palazuelos y Jesús Gutiérrez Guzmán, primo hermano del jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán. Los cuatro hombres al parecer estaban trabajando en la creación de un enlace de la organización criminal en España, informaron las autoridades.
La atención se volcó sobre Celaya Valenzuela, quien en su cuenta de Facebook aparecía abrazado con Enrique Peña Nieto en un acto de campaña de PRI antes de las elecciones del 1° de julio y en otra imagen estaba acompañado de dos funcionarios del partido. El escándalo fue mayor porque la revista Proceso informó que el sospechoso de ser integrante del cartel de Sinaloa —el más grande y poderoso de México— formaba parte del propio PRI, había sido precandidato a diputado por Sonora y, además, había sido designado por el propio Peña Nieto para ser coordinador de candidatos federales en la región de San Luis Río Colorado.
La fotografía, para los críticos del PRI, ratificó las sospechas sobre el partido que gobernó México por 71 años, dejando una estela de corrupción y autoritarismo. La imagen hasta ahora no ha generado reacciones en Peña Nieto, quien se ha mantenido al margen de la polémica soportando una tormenta de críticas. El PRI emitió un comunicado en el que decía que “durante su campaña por la Presidencia, Enrique Peña Nieto se tomó cientos de miles de fotografías con militantes y simpatizantes, sin que eso implique compromiso o cercanía más allá del momento” y que “Celaya Valenzuela nunca fue coordinador de campaña de candidatos federales en el primer distrito electoral de Sonora”.
Enrique Peña Nieto se posesionará el próximo 1° de diciembre, aunque el representante de la izquierda Andrés Manuel López Obrador esté resuelto a impedirlo. La fotografía con Celaya Valanzuela entrará a su lista de argumentos. López Obrador impugnó las elecciones ante el Tribunal Electoral, al que ya presentó aparentes pruebas de irregularidades y compra de votos. Aún se desconoce la fecha en la que se emitirá el fallo.


(Ojalá el desprestigio de Fresnillo se concretara al hallazgo de esos doce cadáveres que menciona el editorial de El Espectador, diario colombiano. Pero la pésima reputación viene desde el sexenio de Amalia García Medina durante el cual florecieron los hechos de sangre no sólo en ese municipio sino en todo el territorio zacatecano. Violencia que ha ido in crescendo, al grado de que durante el Festival de bandas sinfónicas del pasado fin de semana cancelaron catorce, de 34 confirmadas. La prensa nacional sólo registra una parte de esta escalada infinita de hechos violentos, pero los secuestros, las extorsiones, las desapariciones y ejecuciones están a la orden del día. Basta conversar con taxistas, amas de casa, comerciantes formales e informales para estar al tanto.)

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