domingo, 16 de septiembre de 2012

LA SOMBRA

Alguna vez te dijeron
que tenías buena sombra
como el caudal de un río
que nunca se detiene.
En la esquina de media mañana
viste que martín traía
mala sombra a partir del árbol
en que huesos y tejidos se ramifican.
Te habló de expedientes, de nebulosas
que ascienden a párpados, a frente
y lóbulos parietales con mano sin dedos.
También te habló de un viaje
que emprendería en dirección
norte para acotar las semanas
y meses vendieros, el termómetro de heridas.
Como un buen hombre
que de un día a otro
ha entrado en recintos nuevos
me dice no te asustes, uriel.
Voy a salir de esta circunstancia
y me señala la dirección
que llevan sus pasos,
casi ya sin buena sombra.

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