viernes, 7 de diciembre de 2012

Paraguay: Del muladar al atril

«El mundo nos envía basura y nosotros le devolemos música», afirma Favio Chávez, director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados (Landfill Harmonic). Una formación compuesta por jóvenes de un pequeño pueblo de Paraguay, Cateura, situado en uno de los vertederos más grandes del país. Con un nivel de vida precario, han sido capaces de transformar la basura en instrumentos musicales.
El germen de la idea surgió entre Luis Szarán, que ha impulsado en el país sudamericano el proyecto «Sonidos de la tierra» promoviendo la formación musical en entornos socialmente desfavorecidos como un puente «capaz de unir dos mundos diferentes pero que no son irreconciliables», y Chávez, quien propuso la idea de reciclar la basura para poder construir instrumentos, ante la falta de ellos.
La idea inicialmente era un programa educativo de reciclaje, pero el resultado fue más satisfactorio de lo esperado, lo que llevó a crear una orquesta con estos instrumentos. «Al principio pensamos que era una broma pero vimos que funcionó, y que con ellos un niño podria iniciar sus primeras lecciones. Así que decidimos hacer también una orquesta».
En un vídeo que está recorriendo las redes sociales y que anuncia el estreno próximo de un documental, algunos de los integrantes de la formación muestran sus instrumentos: una flauta hecha con un tubo de agua, con candados y fragmentos de cubiertos; un contrabajo nacido de un tambor de productos químicos, un saxofón construido con mangos de cuchara y con botones...
El encargo de realizar los instrumentos ha sido Nicolás, cuyo principal cometido es cuidar de los animales de su granja. «Él fue un ejemplo de que hasta la propia basura se puede convertir en algo educativo», indica Chávez quien cree que puede ser también el primer paso para poner de moda «ni los móviles ni la ropa, sino la inteligencia».
De esta iniciativa, una auténtica lección y de supervivencia, se pueden recoger un claro mensaje: «No tenenemos que desechar la basura fácilmente; ni desechar a las personas tan fácilmente».
 
 
(nota de Susana Gaviña tomada del sitio Abc.)
 
 
 
 

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