martes, 24 de marzo de 2015

María Teresa Andruetto (1954 )

Patricia Lee

Flota Patricia Lee sobre la vereda,
como un poema de Rimbaud. Es de oro la luz
y sin embargo ella sabe que puede no alumbrar.
Cuando era chica quería ser poeta. Tenía al niño
genio de la mano, pasaba con él su temporada
en el infierno. Saludaba al ojo bizco, camino
del templo a los vecinos, pensando que su palabra
no era para esa gente. Algún día volveré
y seré millones, se decía, cantaré en los estadios,
estudios, festivales, y aplaudirán los músicos
del mundo, no esta gentuza de pueblo. Cuando
era chica quería ser famosa. Más tarde quiso ser
la monja de Calcuta. No la maldita, no la artista
consumida, no la puta, sino la que llora al hermano
muerto, al marido muerto, a los amigos. Ya no hay
distancia entre los sueños y la vida. Por eso canta
en la noche en los estadios, los estudios, los rincones
de su casa. Canta Patricia Lee y mientras canta
la maldicen los bizcos y los genios, gritan camino
del templo los poetas, Volvé a tu casa, Patti,
volvé a tu casa. Pero Patti lee,
Patti Lee...


("de sibilas y pitias")

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