jueves, 24 de septiembre de 2015

Cynthia Langier (1971 )

Ella  dijo



Ella dijo que iba a buscar en mi escote la palabra inicial con la que yo escribiría el próximo poema. Y eso hizo. Besó mi escote con ganas y me puso la palabra en la boca. Después decime cual es, dijo y se fue a preparar las tostadas de un lunes feriado. Las tostadas de lunes feriado tienen sabor a hijos en piyama pateando la pelota o mirando dibujitos en la tele. El mate está en la cama porque los feriados suceden en la cama. En la cama se come se duerme se hace siesta se escribe se ovilla la gata los chicos dejan sus huellas y olor a pata. Ahora ella vino con otra bandeja con tostadas puestas como casitas -como cuando de chica hacía casitas con las cartas tratando inútilmente que no cayeran. Las pone así para que el vapor no las humedezca porque sabe que a mi me gusta que las tostadas crujan. Trajo mermelada con pedacitos de naranja y frutilla, y volvió a la cocina a preparar café. Huele rico desde la pieza. Toda la casa huele a café y al perfume de su pelo que va y viene llevando y trayendo una alegría que yo dejé olvidada en la mesa de mis abuelos. Llega el café humeante. Ahora lo llama a Pedro y le sirve algo rico que preparó en el horno. Ella nos mima a todos. A mis hijos y a mí. Sube la persiana. Esta es la luz del día que más me gusta. Se mezcla el naranja con el ocre de los edificios que se pintan en la ventana. Se filtra la brisa y el jazmín del país. Ella besa a la gata. Le da queso untable con el dedo. Las dos queremos chupar su dedo pero lo hace la gata y yo escribo. La gata se relame. Entran los chicos. La gata sale corriendo; yo no puedo. En cambio, cierro los ojos y vuelvo al beso en mi escote, cada vez.


("emma gunst")

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