domingo, 28 de mayo de 2017

Margaret Atwood (1939 )



Muerte de un hijo menor por ahogamiento



Él, que atravesó triunfal
el río peligroso de su nacimiento,
volvió a ponerse en camino

en viaje de exploración
a una tierra sobre la que floté
sin poder tocarla para reclamarle.

Sus pies resbalaron en la orilla
y se lo llevó la corriente, girando
en la crecida, mezclándose con el hielo y los árboles;

se zambulló en parajes remotos,
con la cabeza como una batisfera
y los ojos atravesados por burbujitas de vidrio.

Al acecho, aventurero insensato
en un paisaje más extraño que Urano
donde ya estuvimos todos y que algunos recuerdan.

Fue un accidente: el aire se cerró,
y él quedó colgado del río como un corazón.
Me devolvieron su cuerpo embarrado,

túmulo de mis planes y organigramas,
con palos y ganchos,
entre los empujones de los troncos.

Era primavera, el sol seguía brillando,
el pasto nuevo ganaba solidez,
mis manos relucían de detalles.

Después de un viaje tan largo, yo estaba cansada de las olas.
Mi pie tocó la piedra. Las velas soñadas
colapsaron, rotas.

                Y lo planté en este país
                como una bandera.


("el placard", versión sandra toro)

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