domingo, 11 de junio de 2017

Luis Aguilar (1971 )


Diario de Yony Paz

                                                Catorce/ Abril 14, 2009


En una noche aromatizada por la hierba, sus amigos me contaron que una vez mató a un perro de un balazo porque no paraba de ladrar. Unos más me dijeron que era falso: que aventó al perro a la autopista justo cuando pasaba un tráiler. La verdad que me contó -furia que de sí desconocía, su alma prófuga de la rabia- fue que el perro lloraba frente a la choza de sus padres, apaleado, casi sin vida. Que le tomó las patas y lo cargó de golpe para meterlo a casa. Que lo curó por varios días hasta que el perro pudo valerse de su cola y sonreír como suele hacerlo un animal que resucita luego de ser crucificado. Se acomodó de lado en las sábanas a rayas y mordió suave mi tetilla izquierda para quedarse dormido luego, acurrucado, suelto, plano. A pesar del desamparo, poco le costaba siempre atravesar el sueño. Sus pestañas, un aguacero de octubre, abanicaban una tristeza muy profunda, como si hubiese cometido un crimen. Nunca pudo recordar el nombre de aquel perro.


("los cuerpos imprevistos", ed. universidad autónoma de coahuila, saltillo, col. celosía, 2016)

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