viernes, 29 de diciembre de 2017

Eduardo Chirinos (1960/2016 )

Mi sombra y yo




Mi sombra recorre la calle una y otra
vez sombra le digo ¿no te cansas de
recorrer la misma calle? No, me dice
y mira el sol con sus anteojos oscuros.
A veces mi sombra se adelanta unos
pasos, decide en qué esquina debo doblar,
advierte las ramas puntiagudas
de los árboles, los jardines donde ladran
los perros. Si me ve confundido silba
una canción, si me ve desorientado
me ofrece su mano para cruzar la calle.
Toma esta cuerda y sube, ordena mi
sombra. Yo la obedezco y subo hacia no
sé dónde. Una vez arriba me dice que
espere. Y yo la espero sin saber por qué.



Escena para una película



¿Cómo maneja uno los recuerdos? Yo tengo
varios que se alternan y, para colmo, varían
con el tiempo. No son organizados. Un buen
día aparecen y ¡zas! se instalan sin permiso
reclamando alguna música, si es posible
alguna explicación. Ayer, por ejemplo, tenía
siete años y entré sin llamar al dormitorio
de mi madre. La ventana daba a un amplio
jardín donde jugaba el collie, al fondo
renacía una palmera, un floreciente árbol
de papayas. Mamá se pintaba las uñas
de los pies. Parecía estar muy concentrada
y apenas me hizo caso. «¿Por qué te pintas?»,
pregunté. «Porque hoy llega tu papá», me
dijo. Y eso fue todo. No. Eso no fue todo.
Su vestido colgaba impaciente de una silla
y una cámara filmaba sus piernas (la
izquierda recogida, la derecha ligeramente
levantada). ¿Qué quería de mí ese recuerdo?
No lo sé. Si le pregunto dirá que no había
ningún collie. Que tal vez había soñado.


("no me quites paz" y "vallejo y co.")

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